¿Matas o dejas vivir?

Les contaré una historia que es verídica, yo fui testigo de ella. Por razones de anonimato, no pondré el verdadero nombre de las personas.

Me encontraba en el Colegio y parecía un día normal. De repente, dos de mis compañeras, Paulina y Karla, se pelearon. Más bien, Paulina se acercó a Karla y le alegó sobre cierto asunto con palabras muy hirientes. Karla trató de aclarar la situación, pero Paulina no la escuchaba y solamente la insultaba.

Lo peor es que Paulina difamó a Karla y las demás se pusieron en su contra, sin escuchar su versión de la historia. Karla no dijo nada, pero sus ojos reflejaban su profunda tristeza. Puede ser que Paulina tuviera la razón, pero tal vez las intenciones de Karla no eran malas o simplemente había actuado sin pensar.

En la tarde, una de mis mejores amigas me llamó avisándome que a Karla la habían asesinado. No yo no lo creía, pero al ver las noticias desaparecieron mis dudas. No saben que impactante es ver a una de tus compañeras cubierta con una sábana ensangrentada.

Al día siguiente, todas fuimos al velorio. Creo que ya suponen cómo se encontraba Paulina. Ella lamentaba enormemente haber actuado así y las demás sólo la consolaban, sabiendo que también se habían comportado muy mal.

La cruda verdad, es que las palabras de Paulina ya habían matado a Karla. Esas heridas del corazón, son las más doloras y mortíferas. Creo que si Karla hubiera sabido que eso ocurriría antes de ser asesinada, se hubiera quedado en casa pasando sus últimos momentos con sus seres queridos.

Lamentablemente, sólo cuando suceden casos así aprendemos las lecciones de la vida. Ya no estamos en la Edad de Piedra, para solucionar nuestras diferencias diciendo cualquier barbaridad y casi que con un mazo para pegarle a la persona.

Es mejor solucionar nuestros problemas pacíficamente: escuchando y comprendiendo antes de juzgar y pelear. Además, con el enojo a flor de piel no solucionamos nada y terminamos hiriendo horriblemente a esa persona. Nos olvidamos de la amistad o ayuda que nos ha brindado en el pasado y sólo miramos sus defectos.

Tengan cuidado con lo que dicen, traten a los demás como a ustedes les gustaría que los trataran. Recuerden que la vida da muchos giros y nunca saben si pueden encontrarse en la misma situación de aquella persona, o pueden necesitar de su ayuda. Tal vez ya sea demasiado tarde para rectificar su actitud, tal como le pasó a Paulina.

Por: Ricitos de Oro.